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Jorge Tola, agrónomo, se refirió al colapso de árboles en Cuenca y señaló que este fenómeno era previsible. “Las personas pedían talas y ya se han realizado. Sin embargo, solo quedaron algunos tablones”, explicó.

Según Tola, la presencia de hongos es un factor clave en el debilitamiento de los árboles, ya que afectan las raíces al aprovechar la humedad y los nutrientes disponibles. Advirtió que los árboles secos son especialmente vulnerables a estas infecciones y que, sumado a la falta de un anclaje adecuado y las intensas lluvias, las raíces terminan dañadas, aumentando el riesgo de colapso.

“No podemos satanizar los árboles”, reflexionó, aunque reconoció que algunas especies introducidas también están alterando los ciclos del agua. En este contexto, sugirió que las instituciones responsables trabajen en conjunto y formen un comité técnico para abordar la problemática. “Es alarmante la cantidad de árboles que deberían ser talados para evitar nuevas pérdidas humanas”, concluyó.